miércoles, 27 de julio de 2016

Mujeres musicales, un puente entre Chile y la Argentina

Cuatro cantautoras de cada país compartirán escenario y darán una charla, moderada por Patricia Sosa, en la que contarán sus experiencias

(Foto: Fernando Massobrio)


Inés María Agosta
LA NACION

MIÉRCOLES 13 DE JULIO DE 2016

Con más de 40 años de experiencia en el mundo de la música, la cantautora argentina Patricia Sosa afirma que siempre ha sido difícil para las mujeres insertarse en el mercado musical. Por cada diez hombres entra una mujer (si es que entra), asegura, y la frase que resuena en muchas oportunidades, como "la razón" para no aceptar a una cantante, es "mujeres ya tenemos".

Teniendo en cuenta esta realidad que toca de cerca a artistas mujeres de la región, el gobierno de Chile y la embajada de Chile en la Argentina organizaron un intercambio cultural entre cantautoras de ambos países llamado Mujeres Musicales. Este primer encuentro se llevará a cabo entre hoy y pasado mañana en el Centro Cultural Matta (perteneciente a la embajada de Chile en la Argentina), Tagle 2772, esquina Libertador, con entrada libre y gratuita. Justamente será Patricia Sosa la encargada esta tarde de moderar la primera jornada .


El evento de tres días está conformado por un conversatorio y dos presentaciones en vivo. Para ello fueron convocadas cuatro cantantes argentinas y cuatro chilenas, que no sólo interpretarán sus canciones, sino que también participarán de charlas en las que compartirán sus experiencias, objetivos e ideas sobre la industria de la música con relación a las mujeres.

Patricia Sosa, suerte de madrina del proyecto
Patricia Sosa, suerte de madrina del proyecto. Foto: Fernando Massobrio
Las cuatro chilenas convocadas son María Colores, Paz Court, Sabina Odone y Natalia Contesse, mientras que sus colegas locales serán Deborah De Corral, Loli Molina, Belén Pasqualini y Paula Maffia.


Hoy, para comenzar este primer encuentro se realizará, a las 19, un conversatorio en el que las artistas darán sus puntos de vista sobre la relación del músico con la industria, los nuevos formatos y las distintas plataformas, la grabación de los materiales, la difusión tradicional y la no tradicional y el futuro de la música.

"Lo interesante es tratar de fusionar experiencias de las cantantes chilenas con las experiencias de colegas argentinas. Es un honor para mí formar parte de este encuentro. Me gusta que el camino que vengo recorriendo no sea en vano, que sirva para las chicas que están comenzando, que están haciendo sus primeros pasos. Que yo pueda escuchar cómo es el aquí y ahora de cada una de ellas y volcar mi experiencia personal", dijo Patricia Sosa sobre la tarea encomendada y su intención de poder aportar su granito de arena para que poco a poco vayan desapareciendo las desigualdades.


Mañana y pasado mañana, también a las 19, y en el mismo el Centro Cultural Matta, se realizarán las presentaciones en vivo de las artistas. Mañana compartirán escenario Deborah De Corral, María Colores, Paz Court y Loli Molina; mientras que pasado mañana será el turno de Natalia Contesse, Belén Pasqualini, Sabina Odone y Paula Maffia.

Tanto el conversatorio como las presentaciones en vivo son de entrada libre y gratuita y están dedicados al público en general.

Para Patricia Sosa es interesante que todo el mundo sepa que dedicarse al arte significa recorrer un largo camino con constancia y dedicación. A su vez afirma: "Si amas el arte lo tenés que cuidar mucho. Uno no se despierta y es un rock star, el ser famoso es sólo una consecuencia", concluye.

LAURENCIO ADOT

DE NIÑO BIEN A DISEÑADOR DE SUEÑOS



NUBILIS
Por Inés María Agosta

En un terreno de la calle Alvear el pequeño Laurencio Adot jugaba a la pelota sin imaginarse que pocos años después ese espacio se convertiría en el famoso Patio Bullrich y que ese barrio sería testigo de su crecimiento como diseñador. No podía ser de otra manera: su padre y su abuelo estaban vinculados a la industria textil, mientras que su madre, tías y abuela eran fervientes consumidoras de alta costura. Con tan sólo 19 años, Laurencio, que por ese entonces  ya sabía 5 idiomas y había recorrido el mundo entero, puso su primera boutique. Ésta se transformó en empresa y más adelante en marca. Hoy, 25 años después, con una de sus tres líneas “Laurencio Adot Alta Costura”, Adot realiza 30 vestidos de novia por mes para clientas nacionales e internacionales. Recibió numerosos premios, como las diez tijeras de plata y la de oro por su “Excelencia en la Alta Costura”, que vive como “palmadas” para seguir adelante. El premio recibido en el 2002 en el Fashion Week de las Americas, le dio la posibilidad de vender a más de 33 negocios en EEUU. Su asignatura pendiente es el periodismo, afirma ser uno de los primeros en haberse considerado “latino” y tiene una buena relación con las cámaras de televisión y con las redes sociales. A éstas les dedica más de dos horas diarias porque las considera su línea directa con las clientas. Manuel Lamarca, Oscar de la Renta y Valentino son sus referentes.

¿Cómo fueron tus comienzos?

Mi historia es empezar de arriba, caerse y volver a empezar tres veces.

No existía la universidad de moda pero tuve la suerte de poder viajar a Nueva York y a Europa, donde me especialicé en alta costura, pieles y textiles de alta tecnología. Ya había empezado en el laboratorio de mis padres en la fábrica. Ellos me educaron muy conservadoramente pero a la vez en casa se volaba alto: no había miedo a lo diferente ni a la palabra “fantasía”. Un día una tía en Nueva York me dijo “vos te tenés que dedicar a toda esta gente que puede comprar estas maravillas, que todo el mundo cree que no existen. Necesitan ropa y vos se la tenés que fabricar porque naciste y fuiste educado para esto”. Entonces dejé Arquitectura en NY, y seguí en Buenos Aires. Cuando llegué fue un éxito descontrolado.

¿Cómo es tu estilo?

Nuevo-clásico. Juego con leyes, se cuáles son las paredes, pero fui el primero en poner metalizados en los vestidos, en hacer la languidez con la muselina con la gaza cuando todo el mundo hacia tafeta y raso, y el único que hizo vestido negro de novia. También hice novias batik y de todos los colores. Lo importante es tener paciencia, sino no te podes dedicar a las novias. Hacerte un vestido con L.A. es disfrutar, darte un mimo. Hoy la riqueza es el tiempo: ir a 4/6 pruebas, en 2/3 meses y hacerte un vestido a medida. Cuando me dicen “voy a ver vestidos a EEUU” me resulta de una inmadurez total.

¿Con qué géneros trabajas?

Con géneros de seda, es raro que trabaje sintéticos. También los reciclo, trabajo con un mix de texturas. Me especialicé en Europa en faldas enteras de alforzas que es la escuela de Dior, y las trabajo como nadie; me las tratan de copiar pero no pueden.

Juego mucho con no forrar los vestidos,

con buscar la manera sensual y no sexual,

y trabajo con detalles internos.

¿Cómo es tu equipo de trabajo?

Tengo un equipo de cuatro personas, un socio brasilero, Thiago Pinheiro y una persona que atiende el teléfono y escucha a las novias de donde sea que llamen.

Ya lanzaste los perfumes de mujer y de hombre.

¿Cuál es tu próxima meta?

Ahora voy hacia los cosméticos. Me gusta ser cabeza de barco y romper el hielo. Con Thiago buscamos géneros nuevos, como con spandex para que la novia pueda bailar. Me queda pendiente la ropa de varón.

¿Cómo definirías la alta costura hoy?

Como un bien necesario. Es para un grupo muy pequeño que a lo mejor tiene todo y no tiene nada. Es un lujo que si te lo podes dar, tenés que hacerlo.

¿Cómo te autodenominas?

Como diseñador de sueños. Dibujo opciones para cada novia, es lo que más me gusta hacer. Esta estructura maravillosa de Alejandro Bustillo está hecha para las novias. Lo llevo en la sangre, es pasión. Las disfruto, me disfrutan. Creo que por eso estoy en cuarta generación de la misma familia. He tenido mucha suerte, he empujado para tenerla y he trabajado mucho. Es un sacrificio y es nunca decir que uno ya sabe todo. Cada novia es un mundo y cada una te aporta un granito, te va educando y te va mostrando una faceta diferente.

RABINO BERGMAN

Las tres dimensiones del matrimonio



NUBILIS
Por Inés María Agosta

En medio del microcentro porteño, caracterizado por un ritmo sumamente acelerado, se encuentra la Sinagoga de la Congregación Israelita Argentina, también conocida como Templo Libertad. Desde allí el rabino, diputado, farmacéutico y escritor, Sergio Bergman, parece desacelerar el tiempo con su hablar pausado, rodeado de libros y acompañado por el mate, dos pasatiempos que también nos invitan a la tranquilidad y a la reflexión.

Es evidente que Bergman sabe bien el alcance que tiene en la sociedad y se toma muy en serio su rol de “interlocutor” para acompañar a las personas tanto en el día a día como en aquellos momentos trascendentes, como lo es el del casamiento. De hecho sostiene que como Rabino su rol no es solamente oficiar la ceremonia, sino contener espiritualmente a hombres y mujeres que están encarando puntos de inflexión en sus vidas.

¿Cómo describirías al matrimonio?

Desde la tradición judía proyecto una enseñanza que busca ser universal, extrapolable para cualquiera no para una práctica sólo religiosa. Una situación por la cual un hombre y una mujer se consagran en matrimonio adquiere desde nuestra perspectiva tres dimensiones: la del compromiso, con la que constituyen una pareja; la de la consagración, en la cual establecen un ámbito sagrado como hombre y mujer unidos en matrimonio; y la función instituyente, donde una pareja que se consagra instituye una familia. Por lo tanto es una acción social, pública, civil de la constitución de una nueva unidad. Esas tres dimensiones tienen que ser analizadas con sus propias lógicas y son convergentes pero no intercambiables.

¿Qué consejos les darías a los novios para que las ansiedades relacionadas con la fiesta de casamiento no perjudiquen la relación de la pareja?

El desafío que tienen es hacerse las preguntas pertinentes para diferenciar el evento, “nos casamos”, de lo espiritual que es “cómo hacemos para casarnos no un día sino en una vida”. Yo soy de la idea de buscar las justas proporciones. El evento es muy importante, es muy importante festejar. Pero si uno hace un festejo que se va de escala entonces pierde la dimensión espiritual de ese banquete bíblico, el llamar a otros para celebrar, compartir y festejar, y termina haciendo una exhibición pública de determinadas cosas. Entonces está más estresado por cómo va a salir o qué van a decir que dedicado a celebrar con otros. Lo lindo es que haya un insumo no un consumo, tiene que ser algo que la pareja toma. Si se le da el sentido de compartir, es muy bueno.

¿Qué sucede con la ceremonia religiosa?

Sucede lo mismo. Uno no puede pasar por los templos como si fuera un “checklist” de los eventos; tiene que tener una disposición espiritual para casarse, un tiempo para reflexionar. La ceremonia no puede estar en la dimensión de un trámite ni de una especie de “combo”: “civil, iglesia/templo y fiesta”. Cada cosa tiene que tener una maduración de la decisión y una justa proporción. A veces veo desproporciones que me preocupan. Y esto habla de los valores que se expresan también en el casamiento. Es importante volver a las cuestiones de sentido, tener criterio propio. Hoy lo jóvenes tienen todos los recursos pero los medios no pueden ser fines. Esto lo resuelve la espiritualidad, el sentido que tenga lo que hagas. Por eso es imprescindible que los novios tengan un espacio de reflexión, con interlocutores válidos que los orienten.

¿Es distinta la actitud del hombre y la de la mujer frente al casamiento?

Sí, por supuesto. Hombre y mujer son dos expresiones complementarias de lo humano, hay un punto en el que no nos vamos a entender por una cuestión ontológica, fundamentalmente porque la mujer puede ser madre. Esta diferencia hay que celebrarla pero también respetarla porque no es homologable, somos lo mismo en potencia pero no somos iguales. Esto despliega la potencialidad de un novio y una novia que se hacen esposos y que tienen que regularmente volver a casarse. Porque casarse es un desafío para la vida, no es un acto. Uno puede estar formalmente casado pero después hay que renovarlo permanentemente: está siempre “siendo” una pareja. Y para eso hay que emparejarse, no acoplarse y estar juntos, sino estar unidos en un contrato de compromisos recíprocos que se renuevan.

¿Cómo se sostiene una pareja en el tiempo?

Cuando uno dice “estoy comprometido para amarte para toda la vida” tiene una intención que es una ilusión. Diferente es la esperanza: “espero trabajar con vos permanentemente para renovar los compromisos que nos hacen pareja”. Lo mejor es blanquear cuáles son las expectativas de cada uno. Una pareja es una negociación eterna, y si uno con el tiempo cambia, ¿cómo no va a cambiar el vínculo? Lo más sensato es dialogar y re-pactar. Si dicen “este compromiso que tenemos hoy es para siempre” no lo pueden sostener. Las parejas no son para toda la vida, son para todos los días. El trabajo de los días puede hacer posible una vida.

Las tres dimensiones del matrimonio

Muchas de las ideas de Bergman están plasmadas en su libro Ser humanos (Editorial Atlántida, 2011), en el que reflexiona acerca del “ser” del hombre y de la mujer en sus distintos aspectos. Así describe las tres dimensiones del matrimonio:

1) Ser pareja. Es una negociación eterna de diálogos y conversaciones para acortar la brecha entre expectativas y  frustraciones. El compromiso es la vocación de sostener la negociación en el tiempo, en la que los términos pueden ser móviles. Se trata de hacer pareja (no tenerla). Si no hay una negociación de compromiso por expectativas, la pareja no se sostiene.

2) Ser esposos. Es una pareja que accede a la dimensión espiritual de consagración del vínculo. A diferencia del compromiso, la acción de consagración (terrenal, humana, de sentido) no es una negociación, es una ofrenda. El problema surge cuando ambas se confunden. Bergman agrega: “Consagrar al otro es hacer espontánea y creativamente aquello que no espera. Es la parte más creativa y magnética del vínculo, lo que permite la pasión y el enamoramiento. Uno se consagra ante Dios como un testigo y le pide la visión de ser capaz de seguir consagrando al otro toda  la vida”.

3) Ser familia. Dimensión institucional. Una pareja que se consagra instituye una familia. Aunque es una institución pública, el espacio íntimo del hombre y la mujer debe quedar reservado sólo a ellos. Bergman también sostiene: “Ser padre no es reversible. Ambos padres, aunque no piensen lo mismo, deben sostener frente a los hijos la norma, la ley y los valores que instituyen en la casa, que son como hogar. Los hijos deben respetar el lugar de los padres y si los respetan, los va a querer”.

GINO BOGANI

DÉCADAS DE TABAJO "NON STOP"



NUBILIS
Por Inés María Agosta

A los 5 años y medio Bogani dejaba Italia para llegar a la Argentina. Ya por entonces no era un chico como los demás: los pantalones cortos, las medias grises o café con leche y los zapatos de señor con lazos no le causaban ninguna gracia. Es que su “don” de crear moda ya comenzaba a manifestarse. Luego de la primera boutique que tuvo con sus padres en Mar del Plata, y que él administró con tan sólo 16 años, abrió otra en Buenos Aires, abajo del Hotel Alvear. Así, lo que comenzó siendo un medio de vida se transformó en un estímulo continuo que llevó a Bogani a transformar la visión del diseñador de Alta Costura en la Argentina al punto tal de haber sido distinguido el año pasado como “Personalidad destacada de la cultura” por la Legislatura Porteña. A los 72 años Gino Bogani es un referente en el mundo de la moda y muy especialmente en el universo de las novias.


¿Qué busca la mujer argentina

al elegir el vestido de novia?

No creo que sea una cuestión de nacionalidad, creo que es una cuestión de personalidad. Puede haber particularidades pero en el
fondo cuando las mujeres tienen la ilusión del vestido de novia quieren estar divinas, resplandecientes. Yo trato de cumplirles el sueño mientras que no sean pesadillas, adaptarme y dar mis consejos porque vienen a verme por mi experiencia, mi forma de trabajar, mi intuición.

¿Hay una relación directa entre tipos de personalidades y tipos de géneros o texturas?

Por supuesto. Para cada vestido que hago tengo que tener un conocimiento de la personalidad de la novia. Hay algunas que parecen Carmen, la de la ópera, con más carácter y otras, Ofelia, la de Hamlet, más románticas. A algunas le podes poner cualquier tipo de vestido y con otras, que tienen una personalidad muy concreta, hay que adaptarse a eso, acompañar el estilo.

Vos señalaste que las mujeres hoy no tienen la formación que solían tener acerca de las telas, géneros, etc. ¿Cómo las aconsejas en el momento de elegir un vestido?

Trato de orientarlas, las ayudo mostrándoles la tela que yo creo que es para ella y la que ella quería.  Porque todo es relativo, influyen mucho los cuerpos; hay telas que funcionan y otras que no. Vestirse de novia para el día del casamiento es lindo; ahora, disfrazarse de novia para ese día es espantoso.

¿Cuál fue la década que más te gustó con respecto a los vestidos de novias? Todas porque cada época tuvo sus chistes, sus cosas.

¿Qué diferencias encontrás entre las novias de hoy

y las de los inicios de tu carrera?

Antes a una novia no se le pasaba por la mente casarse antes de abril, y aunque también había casamientos en el campo, los vestidos estaban más puestos. Hoy se casan en la playa, en enero, en febrero, etc. y hay chicas que quieren estar más sencillas. Yo las respeto si les funciona, pero tienen que pensar en cómo se van a sentir cuando estén rodeadas de invitados que se van a querer vestir bien. Hay quien no le importa y hay quien reacciona. Para aguantar esa netteté, esa cosa tan despojada, hay que tener un tipo físico, una personalidad y una presencia para no quedar como perdida en las tinieblas.


¿Qué vestidos de novias fueron ícono en tu carrera?

El de Marcela Tinayre fue el primer strapless en una novia en el 70 y algo. Fue tal el shock que el padre me dijo “querido, tienes que tapar a esa chica sino no la casas” y le puse como una cosita de organza arriba. También el famoso vestido de Ginette Reynal, el más copiado y comentado de la Argentina. Fue muy impactante porque era totalmente lánguido; la estatura, los hombros y la fuerza de la cara de Ginette lo permitían.

¿Qué opinás acerca del cambio de vestido largo a corto que algunas novias hacen durante la fiesta?

No soy partidario de eso para nada. La novia se casa como idea una vez sola y debe ser novia toda la noche. Mi personalidad es muy amplia, pero ciertas cosas me gusta que sean como tienen que ser. Podes darles otra libertad pero siempre manteniendo un cierto decoro. Yo en el lugar de la novia bailaría, haría de todo, pero nunca me cambiaría porque es la única vez que podes tener el vestido de novia.

Sostenés que te importa más el cerebro seductor de la mujer que su cuerpo. ¿Qué rol juega el cerebro a la hora de vestirse de novia?

Cualquier vestido que yo hago tiene que funcionar con la personalidad de esa mujer. En el caso de una novia primero se tiene que sentir absolutamente cómoda dentro del vestido para poder lucirlo, sino está como trabada. Cuando se destraba, puede empezar a hacer funcionar las neuronas y seduce. Después está la seducción del cuerpo, hay que saber usarla sin entrar en lo chabacano y vulgar.

¿Con qué géneros y texturas te gusta trabajar más?

Me gustan todas las telas, tienen un idioma y una musicalidad diferente y eso es muy lindo. Llegó un momento en que empecé a hacer más ropa de día. Era una época en que las mujeres se vestían de otra manera, y empecé a enamorarme de esas telas. He hecho siempre las superposiciones de diferentes texturas mezcladas, he usado plástico, etc.; me parecía hasta más audaz hacer un conjunto de día bien impactante y siempre elegante, nuevo y muy vanguardista, nunca disfraces.

Describiste a la “mujer Bogani” como sensible, femenina, con personalidad ¿cómo describirías a la “novia Bogani”? Así. Porque si no llega a tener mucha personalidad yo la ayudo a que la tenga, se lo transmito. Es algo que si hay cerebro se puede trabajar, si no hay cerebro olvídate.

¿Cuáles son los “sí” y los “no” del vestido de novia?

Todo es relativo según la novia. Me parece bárbara la comodidad, me gustaría nada más que en determinadas ocasiones tuvieran un poco de cuidado sobre todo las mujeres. Un problema grave es que la gente no se mira en el espejo, pero no narcisísticamente, sino para saber uno cómo es, los defectos que tiene.

¿Qué recursos de diseño de otras décadas siguen vigentes hoy?

Todos los diseñadores del mundo han vuelto a algo, siempre. También la etnia de un país, el folclore, es fuente de inspiración muy fuerte. Incluso a veces te inspiran las cosas feas.

En tu experiencia, ¿qué es lo más difícil dentro del proceso de creación del vestido de novia?

Cuando una chica se casa pasa por un momento emocional muy especial. Mi personalidad es un poco fuerte naturalmente, pero soy muy cauto con las novias. En cuanto veo el tipo de personalidad tengo que ayudarla emocionalmente, contenerla. A veces también a su madre. El obstáculo es el estado de nerviosismo, la sobreexcitación, la ansiedad. La mayoría adelgazan, otras engordan… y yo las ayudo mucho.

¿Cómo te sentís en el rol de “Personalidad destacada de la cultura”?

Yo no solamente hice un trabajo importante para la moda sino que también abrí las puertas a los que quisieron dedicarse a esto que antes era tabú.

Luché y trabajé muchísimo para dignificar este trabajo. De eso me enorgullezco y me halaga el ser reconocido en vida en lo que hago. Pero no lo siento gratuito, siento que me lo merezco.

¿Y qué se siente el ser distinguido también como “Padrino del “si quiero” por haber acompañado a muchas novias?

Es un estímulo continuo, mi trabajo no es solamente mi forma de vida sino que me estimula. El entusiasmo del trabajo siempre lo he tenido, fui mi autoexigente auto-profesor. He pasado, con gusto, noches enteras para descubrir el manejo de las telas. Cometí errores pero estoy feliz de que me haya pasado porque eso me enseñó a que no me pase o a que me pase y exigirme para que ese error sea algo bueno por sí mismo. Cualquiera que sepa coser puede hacer vestidos, pero para hacer de eso una profesión y crear cosas continuamente hay que tener un don. Cuando tenés el espíritu creativo, aunque estés en el desierto del Sahara, algo vas a inventar. Porque está en la sangre, en tu forma de ser.

BÁRBARA DIEZ

LA MUJER DETRÁS DEL EVENTO


NUBILIS

Por Inés María Agosta

Gracias a su carrera como traductora técnico-científico literaria, Bárbara Diez conoció a su marido. Y gracias a su casamiento con Horacio Rodríguez Larreta (Jefe de Gabinete del Gob. de la Ciudad de Bs. As.), descubrió su vocación: la organización de eventos. Por entonces ser “wedding planner” no era común en Argentina, por eso acudió a la Association of Bridal Consultants para su formación. Bárbara realizó una educación continua hasta alcanzar el título más alto y convertirse en una de las 100 “Master” en todo el mundo. Además es representante de ABC en Argentina y Uruguay y creó el programa de desarrollo profesional latinoamericano. Hace 15 años fundó su empresa que hoy lleva el nombre de “Bárbara Diez, Event Planners”, que realizó 730 eventos hasta la fecha y que tiene la página de Facebook de un organizador de bodas más visitada en el mundo. Como si fuera poco, en el 2013 publicó Arquitectura de una boda, de lectura obligatoria para novias y organizadores. Mientras lleva adelante este éxito profesional, Bárbara afirma que su mayor desafío es lograr un equilibrio diario como mujer, esposa y madre.

Foto Equipo Estudio Fotografico Ruiz y Russo_low

“…llenar la fiesta de afectos, gente que realmente querés, ese es el mayor sí”

¿Qué es un “wedding planner”?

Es la persona que se encarga de todo desde el momento de la contratación hasta que se va el último invitado. Somos verdaderos arquitectos. No se trata de garantizar la fiesta perfecta, sino de minimizar los riesgos y por eso tenemos mucha responsabilidad: cada proveedor ve su árbol, pero uno ve el bosque. Fuimos ganando la confianza con los proveedores y a su vez el mercado se ha profesionalizado muchísimo en los últimos 10 años. También debemos hacer las preguntas correctas a los novios para conocerlos, las mejores ideas salen de ellos. Hoy la novia está más jugada y abierta y, si tiene la posibilidad, prefiere hacer un casamiento a medida. Sin duda esto hace que nuestra profesión florezca porque hay mucho para hacer.

Foto Estudio Fotografico Ruiz y Russo_low¿Cómo surgió el término “metronovio”?

Empecé a notar que aparecían novios que se involucran más en cuestiones de estética, espacio, decoración, invitación, etc, y no solamente en la bebida con alcohol, la barra y la música como antes. En general son arquitectos, ingenieros o diseñadores.

¿Cuál es el tiempo ideal para organizar una boda?

Entre 6 y 9 meses, pero depende de dónde y cuándo elijas casarte; tiene que ver con la disponibilidad de los lugares. Hay novias que se casan en tres semanas y la adrenalina a nosotros nos encanta, pero hay que ser muy profesional.

¿Por qué la sucesión de shows, las recepciones largas y el cotillón/carnaval carioca son tus grandes “no”?

Lovelocks_lowTodo está pensado para que la pasen bien. El casamiento es de los novios, no les voy a imponer un “no”. Pero en mi experiencia las recepciones largas son incómodas y predisponen mal a los invitados. Una hora es lo ideal, 45 min/ 1:15 máx. El cotillón es algo que se espera, entonces hay que sorprender desde otro lado. Y no creo en la sucesión de shows, la catarata de estímulos, porque no es una función de teatro. Cuando vas a una fiesta participas, vos haces que la fiesta sea.

¿Cuáles son tus grandes “si”?

Llenar la fiesta de afectos, gente que realmente queres, ese es el mayor sí. También una fiesta bien organizada hace la diferencia entre algo bueno y algo extraordinario: que esté todo aceitado, planificado, coordinado; que todas las sensaciones están contempladas. Y si además invitaste afectos ¡bingo! “Acá cayó un ángel”. También creo en “menos es más”.

¿Cuál es el número ideal de invitados?

Depende. 230-250 es un número muy adecuado, me da la sensación de que se mantiene acogedora la fiesta. Quizás haya algún invitado de compromiso pero el afecto debe ser mayor. Para eso hay que ser auténtico, aprender a decir que no.

¿En qué medida la organización del evento influye en la relación de pareja?

Los novios se suben al tren de la organización de la boda y pareciera que se terminó el noviazgo. Mi consejo es que salgan a cenar una vez por semana y que no hablen de la boda. Pasar un año hablando de elegir manteles, colores etc. es peligroso. Creo en mi laburo, pero mucho más importante es que te estas casando por amor y para formar una familia.

Foto Natalia Roca_lowTu primera boda mediática fue Julieta Ortega-Iván Noble ¿cuál otra significó un hito en tu carrera?

Un montón. Las bodas de celebridades son un poco más desafiantes por la exposición y la organización de la boda adentro y afuera. Una muy linda y especial por todo lo que significó fue la de Luisana Lopilato y Michael Bublé. Algo lindo que se creó es que todas las parejas dejan el candado en nuestra puerta y esto tiene un significado enorme que es “me quedo con ustedes”; quiere decir que el proceso fue agradable.

¿Cuál es la próxima meta?

Seguir liderando el mercado de los eventos en Latinoamérica. Se logra estando a la vanguardia con las nuevas tecnologías, sabiendo qué está pasando en el mundo y teniendo mucha humildad para escuchar a la novia, porque su boda es única.

www.barbaradiez.com

GABRIEL ROLÓN

El matrimonio como un deseo



NUBILIS

Por Inés María Agosta

Gabriel Rolón es un reconocido psicoanalista y escritor argentino que de a poco se fue posicionando como uno de los referentes más importantes de nuestro país, gracias a la profundidad de sus planteos y a su gran exposición mediática. En el 2007 publicó su primer libro Historias de diván que fue un éxito rotundo. Más adelante, llegó el momento del amor. En el 2012 Rolón publicó Encuentros (el lado B del amor) e inundó los medios de reflexiones acerca de las relaciones de pareja, los mitos, los miedos, etc. Fue entonces cuando sus ideas pasaron a ser de consulta obligada para todos los enamorados.”

¿Cómo definirías el matrimonio?

El matrimonio nace casi como un contrato de supervivencia entre hombres para distribuirse a las mujeres, para no matarse entre ellos, en una época en la que la mujer era una propiedad más. Pasó después a ser una cuestión de ciertas conveniencias económicas, de la realeza. El amor apareció bastante tarde, no muy lejos de nuestro tiempo. Quiero creer que hoy es la elección de dos personas que se han dado cuenta de que es más lindo vivir juntos que separados, que la vida tiene para ellos otro sentido construyendo en pareja que de modo individual. Vuelve a ser un contrato, pero esta vez se pone en juego el deseo de dos sujetos. Y ese para mi es el mejor de los contratos, me parece fantástico todo lo que implica esta decisión que podría no tomarse. Hay en el acto mismo de casarse la puesta en juego de un simbólico: no es lo mismo decir “mi novia/o” que “mi mujer/marido”. Psicológicamente es importante.

¿Qué consejos les darías a los novios para evitar que los preparativos de la fiesta generen roces entre ellos?

Que no se olviden de que eso es la puesta en juego de un ritual, que lo más importante es el amor que moviliza a la realización de esa fiesta. Noto que el 80% de las parejas llegan a la noche de bodas enojados por un montón de cosas que son secundarias al motivo real de la unión, que son pinceladas que adornan lo importante: dos personas que se aman y desean estar juntas. Lo más lindo que te puede pasar es jugar el juego de la noche de bodas y del casamiento como si fuera lo más importante de la vida, pero saber que no lo es.

¿Qué es lo que más preocupa a la hora de contraer matrimonio?

La posibilidad de que funcione o no. El casamiento no deja de ser un contrato que genera el nacimiento de una sociedad, en este caso conyugal, y hay un aspecto legal y fáctico que a veces incomoda. Pero tengo para mí que el auténtico enamorado no se fija tanto en esas cosas. Especular cuando lo que se está poniendo en juego la emoción, es un poco canallesco. Al fin de cuentas, compartir la mitad de tus bienes no es un precio tan alto por estar enamorado. Si vamos a no querer aquello que se puede perder, en la vida no queremos nada, porque todo se puede perder. Lo que hay que hacer es vivirlo con intensidad y apostar para que eso perdure en tanto y cuanto nos respetamos, nos amamos y nos deseamos. Si en algún momento algo de esto se rompe, tratar de que sea de la mejor manera posible. Esa es la apuesta, construir un vínculo bueno.

¿Qué tan difícil es para una persona volver a casarse?

Tiene que ver con la experiencia que uno haya tenido. El problema suele estar cuando las segundas oportunidades aparecen con uno que quiere y uno que no; es bastante común. En estos casos la peor de las resoluciones es renunciar al deseo propio. Es una renuncia demasiado fuerte como para sostener una pareja, ahí entramos en el lado A del amor “el amor todo lo puede, renunciá a todo por amor”. Si es un deseo muy fuerte el de casarse tenes que encontrar a alguien que lo tenga como vos porque sino siempre alguno de los dos va a estar frustrado y ese es un peso demasiado alto.

¿Qué sucede cuando para el otro es importante el rito religioso y para uno no?

Hay que ser muy egoísta

para privar a tu pareja de un sueño

si a vos te da lo mismo.

El amor requiere de pequeños actos de concesiones permanentes y cotidianas. Mientras no te implique la renuncia de quien vos sos, entra en el terreno de las concesiones.

¿Cuál es la importancia del noviazgo previo al casamiento?

El peligro del matrimonio con un noviazgo muy breve es que a lo mejor todavía no llegaste a conocer todo lo que del otro no le gusta. En el enamoramiento ¿quién no se quiere casar? Pero primero hay que llevarse por delante lo que del otro no te gusta y saber que con eso podes convivir bien, que eso no te hace sufrir. No hay un tiempo, cada pareja encontrará el suyo, pero en la vida hay que tener timing. Como los trapecistas: si te soltás antes te caes y si te soltás tarde te pasas y te caes también. Cada pareja debe encontrar ese momento justo en el cual ya el noviazgo ha cumplido lo que tenía que cumplir y el casamiento es un deseo. Casarse es algo tan complejo que si no se sostiene desde el propio deseo no se sostiene de ningún lado.

¿Cuáles son los grandes “si” para ser feliz en un matrimonio?

Lo fundamental para que algo pueda resultar, no para que resulte porque no hay una receta, es estar pendiente, atento, al deseo del otro, escuchar qué es lo que tu pareja quiere. Escuchar desde tu propio deseo qué es lo que vos querés. Y sobre todo el tratarse con respeto. Una pareja puede tener una disidencia, pero no hay enojo que justifique un insulto, un portazo, pegarle una patada a una silla, un agravio personal. Si tenés en cuenta esto, estás haciendo todo lo que podes para que salga bien. Si sale mal, mala suerte. Pero seguro que si no lo haces, aumentas tremendamente las posibilidades de que salga mal. Y esto es que te separes o que te quedes 40 años en una relación infeliz. No se trata de pasar mucho tiempo o llegar al final de la vida con alguien. Se trata de caminar en un marco de felicidad y del mayor disfrute que se pueda en una vida que ya de por si es bastante cruel.

¿Cómo se hace para vivir la fiesta intensamente?

Como analista no doy consejos ni tips porque cada sujeto es único e irrepetible. Sí creo que es interesante atesorar esos momentos. Guardarse cada mirada, cada gesto, cada palabra, cada saludo… estar allí presente. Que esa noche que es tan importante no estén haciendo otra cosa con su cabeza, sino en definitiva todo eso se hizo para juntar 200 fotos. Y la foto es el testimonio de algo que ya se ha muerto, entonces más vale mirarlo cuando está vivo. Además un tema importante es el adueñarse de la fiesta de uno para hacer lo que te haga feliz, y no lo que la etiqueta de la fiesta recomienda.

“Creo fervientemente en que uno se puede despertar todas las mañanas feliz de ver

que al lado está la persona que se ama,

que se puede sostener el deseo…”

En tu libro Encuentros buscás mostrar el lado B del amor, que en general tiene un lado A muy idealizado. ¿Cuál sería el Lado B del matrimonio?

El lado B del matrimonio es que se puede ser muy feliz. Hay un lado A que es el que más se escucha “la cotidianeidad tiende a degradar todo, etc.”. Creo que justamente el lado B del matrimonio, al revés de lo que pasa con el amor, es infinitamente superior a lo que se dice. Creo fervientemente en que uno se puede despertar todas las mañanas feliz de ver que al lado está la persona que se ama, que se puede sostener el deseo, que es cuestión de inteligencia, de diálogo, de no dar por sentado el desgaste, de no tomarlo como algo natural, de no permitirse ciertas faltas de respeto. Hay que estar muy encima de cuidar los detalles, porque Dios está en los detalles si es que Dios existe en algún lado. Cuando escucho a alguien que dice con pesadumbre “nosotros ya hace 10 años que estamos juntos” me entristece mucho. Me gusta sentir que hace tiempo que estoy con quien estoy y que todas las mañanas cuando miro a mi lado me emociona, siento que esa es la apuesta del matrimonio y ese sería el lado B. Hay que empezar a divulgar que eso también es posible, que depende mucho de nosotros.

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SYLVIE BURSTIN

La moda en clave de sol



NUBILIS

Por Inés María Agosta

Allá por los años 70 Silvia Burstin (más conocida por su nombre en francés, Sylvie) experimentó una de esas casualidades que te cambian la vida. La joven concertista de piano, oriunda de la ciudad de La Plata, se mudó a Buenos Aires al mismo edificio donde vivía el editor de la revista “L’actualité de la mode” quien intercedió para que ella fuera la representante de Alta Costura de Nina Ricci en nuestro país. Sylvie lo fue por más de 30 años y, como su nombre personal siempre estuvo vinculado al de esta firma, cuando Nina Ricci cerró los departamentos de Alta Costura en el 2001, pudo seguir su camino personal en su atelier de la calle Alvear. Con Debussy y Beethoven corriendo por sus venas, la mano de Sylvie traza creaciones que son verdaderas sinfonías de la moda. Fue premiada en más de una oportunidad y elegida por muchas novias, entre ellas Luisana Lopilato y Jesica Cirio.

¿Quiénes componen tu equipo?

Un diseñador de París, una modelista y expertas costureras que a veces intervienen en conocer a la novia para familiarizarse con la figura, con la estética. Es imposible hacer esto solo de la forma en que lo hacemos. Y desde hace casi 15 años trabajo con el diseñador austríaco Manfred Vagei. Él estuvo tres años en Japón trabajando para Nina Ricci y después lo mandaban a México, a Brasil  y acá. Teníamos mucha afinidad, nos hicimos muy amigos. Cuando cerró Alta Costura de Nina Ricci quiso venir a trabajar conmigo.

Todo ese mundo del arte se reflejó después y me sirvió para comenzar casi de cero en el mundo de la moda

¿En qué medida tu formación artística te sirvió para tu carrera como diseñadora?

El arte es uno solo. Hay una sensibilidad que uno adquiere frente a cualquier cosa de inspiración. La etapa que pasé en La Plata fue muy linda, la dedicación y el amor a la música surgió de todo ese ambiente. También estudié Bellas Artes (diseño, dibujo, pintura). Todo ese mundo del arte se reflejó después y me sirvió para comenzar casi de cero en el mundo de la moda. No aprendí diseño exclusivamente, fue una mezcla de todo ese bagaje que tuve. Después viajé mucho y tuve contacto con las firmas europeas, no solamente Nina Ricci.

¿Qué es lo que más te gusta de trabajar con novias?

Me encanta conocerla, socializar, tener un contacto real. No es solamente hacer el vestido de novia. Tal vez entre mujeres nos entendemos de otra manera que los otros diseñadores, tienen otro concepto de acercamiento. Generalmente con eso se sienten contenidas, que es lo importante.

¿Cuántos encuentros tenés con la novia?

Hacemos por lo menos dos citas. Una para conocerla psicológicamente, saber cuál es su idea de la boda, el espectro familiar, las preguntas básicas para saber en qué dirección vamos. La figura, su profesión, los estudios, la edad, el futuro y su historia dicen mucho. De lo último que conversamos es del vestido. Después les muestro el boceto primario para ver si estoy en lo cierto, que generalmente se da. En una segunda entrevista le muestro los distintos diseños, la llevo al probador y le pruebo las telas. Ahí se concreta si se hace el vestido con nosotros.

Ustedes trabajan con géneros que importan de Suiza, Francia e Inglaterra.

¿Es difícil mantener eso con la realidad económica cambiante de nuestro país?

Me ha pasado siempre de tener altibajos con respecto a eso. Mantengo un taller interno y hago muchas artesanías, que es lo que me gusta. Casi todos los vestidos tienen una mezcla de cinco o seis telas. Eso es una ayuda muy grande en momentos en que no se puede comprar telas afuera. Siempre tuve un stock bastante importante como para poder pasar el momento. Esperemos que la industria cambie acá también y podamos tener otra vez las telas que necesitamos.

Como yo empecé de cero puedo decir que para llegar a esto hay que trabajar muchísimo.

¿Cuándo fue tu primer desfile?

Al editor de “L’actualité de la mode” le encantaba lo que yo hacía, pero yo aún no tenía un nombre. Un día, en el año 69, enviada por él me tocó la puerta una mujer que es la que trajo Nina Ricci acá y me dio todos los moldes de la marca de alta costura para que yo lo hiciera. Era una colección fantástica de 25 prendas, la podría presentar hoy porque es la moda actual. Ese fue mi primer desfile en el Alvear. Después me mandaban siempre una muestra de tela y el lugar donde lo tenía que comprar. Tuve mucha facilidad en ese sentido como para comenzar y crecer.

¿Qué consejos les darías a quienes están empezando a diseñar?

Para comenzar hay que probar distintas cosas, no es un consejo sino una experiencia. No se puede uno encerrar en una cosa que ya estudió, tiene que crear. Eso se logra si hay talento y si a uno le gusta verdaderamente. Pero con trabajo y con fundamentos muy arraigados. Como yo empecé de cero puedo decir que para llegar a esto hay que trabajar muchísimo.