GABRIEL ROLÓN
El matrimonio como un deseo
NUBILIS
Por Inés María Agosta
Gabriel Rolón es un reconocido psicoanalista y escritor argentino que de a poco se fue posicionando como uno de los referentes más importantes de nuestro país, gracias a la profundidad de sus planteos y a su gran exposición mediática. En el 2007 publicó su primer libro Historias de diván que fue un éxito rotundo. Más adelante, llegó el momento del amor. En el 2012 Rolón publicó Encuentros (el lado B del amor) e inundó los medios de reflexiones acerca de las relaciones de pareja, los mitos, los miedos, etc. Fue entonces cuando sus ideas pasaron a ser de consulta obligada para todos los enamorados.”
¿Cómo definirías el matrimonio?
El matrimonio nace casi como un contrato de supervivencia entre hombres para distribuirse a las mujeres, para no matarse entre ellos, en una época en la que la mujer era una propiedad más. Pasó después a ser una cuestión de ciertas conveniencias económicas, de la realeza. El amor apareció bastante tarde, no muy lejos de nuestro tiempo. Quiero creer que hoy es la elección de dos personas que se han dado cuenta de que es más lindo vivir juntos que separados, que la vida tiene para ellos otro sentido construyendo en pareja que de modo individual. Vuelve a ser un contrato, pero esta vez se pone en juego el deseo de dos sujetos. Y ese para mi es el mejor de los contratos, me parece fantástico todo lo que implica esta decisión que podría no tomarse. Hay en el acto mismo de casarse la puesta en juego de un simbólico: no es lo mismo decir “mi novia/o” que “mi mujer/marido”. Psicológicamente es importante.
¿Qué consejos les darías a los novios para evitar que los preparativos de la fiesta generen roces entre ellos?
Que no se olviden de que eso es la puesta en juego de un ritual, que lo más importante es el amor que moviliza a la realización de esa fiesta. Noto que el 80% de las parejas llegan a la noche de bodas enojados por un montón de cosas que son secundarias al motivo real de la unión, que son pinceladas que adornan lo importante: dos personas que se aman y desean estar juntas. Lo más lindo que te puede pasar es jugar el juego de la noche de bodas y del casamiento como si fuera lo más importante de la vida, pero saber que no lo es.
¿Qué es lo que más preocupa a la hora de contraer matrimonio?
La posibilidad de que funcione o no. El casamiento no deja de ser un contrato que genera el nacimiento de una sociedad, en este caso conyugal, y hay un aspecto legal y fáctico que a veces incomoda. Pero tengo para mí que el auténtico enamorado no se fija tanto en esas cosas. Especular cuando lo que se está poniendo en juego la emoción, es un poco canallesco. Al fin de cuentas, compartir la mitad de tus bienes no es un precio tan alto por estar enamorado. Si vamos a no querer aquello que se puede perder, en la vida no queremos nada, porque todo se puede perder. Lo que hay que hacer es vivirlo con intensidad y apostar para que eso perdure en tanto y cuanto nos respetamos, nos amamos y nos deseamos. Si en algún momento algo de esto se rompe, tratar de que sea de la mejor manera posible. Esa es la apuesta, construir un vínculo bueno.
¿Qué tan difícil es para una persona volver a casarse?
Tiene que ver con la experiencia que uno haya tenido. El problema suele estar cuando las segundas oportunidades aparecen con uno que quiere y uno que no; es bastante común. En estos casos la peor de las resoluciones es renunciar al deseo propio. Es una renuncia demasiado fuerte como para sostener una pareja, ahí entramos en el lado A del amor “el amor todo lo puede, renunciá a todo por amor”. Si es un deseo muy fuerte el de casarse tenes que encontrar a alguien que lo tenga como vos porque sino siempre alguno de los dos va a estar frustrado y ese es un peso demasiado alto.
¿Qué sucede cuando para el otro es importante el rito religioso y para uno no?
Hay que ser muy egoísta
para privar a tu pareja de un sueño
si a vos te da lo mismo.
El amor requiere de pequeños actos de concesiones permanentes y cotidianas. Mientras no te implique la renuncia de quien vos sos, entra en el terreno de las concesiones.
¿Cuál es la importancia del noviazgo previo al casamiento?
El peligro del matrimonio con un noviazgo muy breve es que a lo mejor todavía no llegaste a conocer todo lo que del otro no le gusta. En el enamoramiento ¿quién no se quiere casar? Pero primero hay que llevarse por delante lo que del otro no te gusta y saber que con eso podes convivir bien, que eso no te hace sufrir. No hay un tiempo, cada pareja encontrará el suyo, pero en la vida hay que tener timing. Como los trapecistas: si te soltás antes te caes y si te soltás tarde te pasas y te caes también. Cada pareja debe encontrar ese momento justo en el cual ya el noviazgo ha cumplido lo que tenía que cumplir y el casamiento es un deseo. Casarse es algo tan complejo que si no se sostiene desde el propio deseo no se sostiene de ningún lado.
¿Cuáles son los grandes “si” para ser feliz en un matrimonio?
Lo fundamental para que algo pueda resultar, no para que resulte porque no hay una receta, es estar pendiente, atento, al deseo del otro, escuchar qué es lo que tu pareja quiere. Escuchar desde tu propio deseo qué es lo que vos querés. Y sobre todo el tratarse con respeto. Una pareja puede tener una disidencia, pero no hay enojo que justifique un insulto, un portazo, pegarle una patada a una silla, un agravio personal. Si tenés en cuenta esto, estás haciendo todo lo que podes para que salga bien. Si sale mal, mala suerte. Pero seguro que si no lo haces, aumentas tremendamente las posibilidades de que salga mal. Y esto es que te separes o que te quedes 40 años en una relación infeliz. No se trata de pasar mucho tiempo o llegar al final de la vida con alguien. Se trata de caminar en un marco de felicidad y del mayor disfrute que se pueda en una vida que ya de por si es bastante cruel.
¿Cómo se hace para vivir la fiesta intensamente?
Como analista no doy consejos ni tips porque cada sujeto es único e irrepetible. Sí creo que es interesante atesorar esos momentos. Guardarse cada mirada, cada gesto, cada palabra, cada saludo… estar allí presente. Que esa noche que es tan importante no estén haciendo otra cosa con su cabeza, sino en definitiva todo eso se hizo para juntar 200 fotos. Y la foto es el testimonio de algo que ya se ha muerto, entonces más vale mirarlo cuando está vivo. Además un tema importante es el adueñarse de la fiesta de uno para hacer lo que te haga feliz, y no lo que la etiqueta de la fiesta recomienda.
“Creo fervientemente en que uno se puede despertar todas las mañanas feliz de ver
que al lado está la persona que se ama,
que se puede sostener el deseo…”
En tu libro Encuentros buscás mostrar el lado B del amor, que en general tiene un lado A muy idealizado. ¿Cuál sería el Lado B del matrimonio?
El lado B del matrimonio es que se puede ser muy feliz. Hay un lado A que es el que más se escucha “la cotidianeidad tiende a degradar todo, etc.”. Creo que justamente el lado B del matrimonio, al revés de lo que pasa con el amor, es infinitamente superior a lo que se dice. Creo fervientemente en que uno se puede despertar todas las mañanas feliz de ver que al lado está la persona que se ama, que se puede sostener el deseo, que es cuestión de inteligencia, de diálogo, de no dar por sentado el desgaste, de no tomarlo como algo natural, de no permitirse ciertas faltas de respeto. Hay que estar muy encima de cuidar los detalles, porque Dios está en los detalles si es que Dios existe en algún lado. Cuando escucho a alguien que dice con pesadumbre “nosotros ya hace 10 años que estamos juntos” me entristece mucho. Me gusta sentir que hace tiempo que estoy con quien estoy y que todas las mañanas cuando miro a mi lado me emociona, siento que esa es la apuesta del matrimonio y ese sería el lado B. Hay que empezar a divulgar que eso también es posible, que depende mucho de nosotros.
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